Bajo la luz del flash, se transforman en una tríada imparable de sensualidad y belleza. Saben lo que tienen que hacer para cautivar la cámara: la mirada, la sonrisa, el cuerpo, todo puesto en el lugar correcto. De golpe, con una carcajada, esas mujeres que parecen inalcanzables se desvanecen por completo. Allí aparecen las verdaderas, las que ellas buscan cultivar y con las que se sienten más a gusto, porque, aunque están atravesando diferentes etapas, Araceli González (44), Natalia Oreiro (34) y Luisana Lopilato (24) coinciden en algo: “Somos como cualquier persona. Lo más importante son nuestros deseos, nuestra propia naturaleza y dejarnos guiar por eso”, dicen.
Junto con estrellas internacionales como Jennifer Lopez, Eva Longoria y Jane Fonda, Araceli, Natalia y Luisana forman parte del team de embajadoras de L’Oréal Paris en Argentina, elegidas por su talento y compromiso en lo que hacen.
–Además de estas características, ¿qué otras virtudes creen que ven en ustedes las mujeres?
Natalia: Creo que a través de los personajes que hice, la gente me siente muy cercana y saben que puedo ponerme un súper vestido para ir a un evento importante, como si fuera una diva, y al mismo tiempo puedo estar descalza en mi jardín, sin una gota de maquillaje.
Luisana: Pienso que conmigo pasa algo parecido. Muchas veces me dicen que soy como “la hermana de…” o “la prima de…”, con una cercanía y una familiaridad que me gustan.
Araceli: Yo siempre me mostré tal cual soy, y eso hace que la gente me vea como a un ser humano normal. Odio los divismos porque siento que me alejan del público que consume lo que yo hago o lo que vendo.
–Proponemos desterrar o confirmar los mitos del universo femenino: “Las mujeres son más competitivas que los hombres”.
Natalia: Depende del ámbito. En una gran empresa, los hombres también compiten para llegar adonde quieren estar. Pero los hombres no prestan atención a si el otro está más gordo o más flaco, o si le queda bien un vestido. Las mujeres, sí.
Luisana: Tal cual. Yo admito que suelo estar atenta a lo que hacen otras mujeres, pero no por competencia sino porque aprendo viendo cómo se mueven. Soy cero competitiva y jamás empujé a otra persona para sacar ventaja. Pero, reconozcamos que cuando hay muchas mujeres juntas, algún problema surge. Somos más “yegüitas”, ¿no?
Araceli: Para mí, tiene mucho más que ver con la personalidad de cada persona que con un tema de género. En todos los órdenes de la vida, la competencia ayuda a crecer, pero también hay otro tipo de rivalidad que es más destructiva. Creo que hay que conseguir el equilibrio.
–Otro mito reza: “Las mujeres son menos frontales”.
Natalia: Depende de cada persona, ¿no? El camino más rápido para todo es ser sincero, porque te evitás muchísimos malentendidos. Tal vez, en un primer momento la frontalidad puede impactar, pero con respecto a lo que uno piensa o siente, no hay mucho por hacer. Quizá las mujeres analizamos más las situaciones, buscamos más peros y porqués y eso puede ser entendido como menos frontal.
Luisana: Las mujeres hemos aprendido a decir lo que realmente pensamos y eso tiene que ver con el protagonismo que tenemos. Contamos con mucho más poder de decisión que hace años y eso modifica ciertos mitos que siempre hubo alrededor del universo femenino.
–Cambiando de tema. ¿Creen en el amor para toda la vida?
Araceli: Sí, porque uno puede separarse y seguir teniendo respeto por la otra persona, y eso es un elemento del amor.
Luisana: ¡Yo también creo! Mis papás siguen juntos después de muchos años y ése es el modelo que tengo. A mí me encantaría llegar a vieja con el hombre que elijo hoy.
Natalia: Creo que para que ese amor dure toda la vida tenés que encontrarte con la persona indicada. Hay quienes tienen varios “amores de la vida” en diferentes etapas.
–¿En qué se reconocen insoportables en la convivencia?
Araceli: Soy una obsesiva del orden y la limpieza. Me encanta ordenar y me puedo quedar hasta las cuatro de la mañana acomodando mi vestidor. Una de las cosas que más odio es que ensucien la cocina.
Luisana: ¡Yo soy igual! Una maniática de la limpieza y el orden. Necesito que todo esté reluciente y que la cocina brille. Con la ropa soy igual, siempre limpita y bien planchada.
Natalia: Yo no soporto los ruidos. En mi vida íntima, necesito espacios con mucha tranquilidad, detesto los lugares crispados.
–¿Cómo se llevan con el título de “las más lindas” de Argentina?
Araceli: Nunca me creí en ese lugar. Tengo una vida mucho más normal de lo que cualquiera puede imaginar.
Luisana: Sin dudas, yo soy una de las mujeres más lindas de Argentina, así que… [Se ríe a carcajadas.] Hablando en serio, es un título que nos puso la prensa y la gente se lo termina creyendo. Yo lo vivo como un piropo porque, como toda mujer, soy muy insegura y esos mimos siempre vienen bien.
–Araceli, ¿cómo te definirías en tu rol de madre?
–Obsesiva y protectora. Si bien era mucho más joven cuando tuve a Florencia, siempre fui muy responsable. Hay muchas cosas que hice por crecimiento personal y muchas otras para darles una mejor calidad de vida a mis hijos. Estoy muy pendiente de ellos y cuando Flor se fue a vivir sola me costó muchísimo hacerme a la idea. Me asusta el nido vacío y me gustaría que vivan en casa toda la vida. Por suerte, tengo a Toto, que es un chico fabuloso.
–Natalia, ¿y vos, qué clase de mamá creés que vas a ser?
–“Hacé tu camino solo, golpeate y volvé, que yo voy a estar para abrazarte y consolarte.” Me parece que todos tenemos que atravesar nuestras propias experiencias para aprender. Como mamá, me parece imposible evitarle ciertas desilusiones lógicas de la vida, porque muchas veces ahí están los grandes aprendizajes.
Luisana: La veo a Natalia con su pancita y me dan ganas de ser madre. Siempre dije que me gustaría ser una mamá joven, porque amo lo que hago y creo que así podría parar para tener a mis hijos y después retomar mi carrera sin problemas. Todo el mundo que ve cómo trato a mi perro me dice que voy a ser una remadraza, porque estoy todo el tiempo encima de él. Pero a la vez me reconozco muy poco paciente, así que no sé qué puede surgir de esa combinación explosiva.
–¿Cómo se llevan con el paso de los años?
Araceli: Bien, estoy muy tranquila con eso. Estoy más preocupada por llegar a los 50 con la cabeza bien centrada que con la cola bien parada.
Natalia: Lo único que me preocupa es que el tiempo pase en vano. Pero, como soy una mujer curiosa, siento que viví muchísimas cosas y que si sigo a este ritmo, cuando tenga 60 años, voy a estar feliz con todo lo transitado. Tal vez un poco cansada, pero nada más que eso. [Se ríe.]
–¿Cómo se imaginan dentro de veinte años?
Natalia: Voy a tener 54, la edad de mi marido. Conclusión: siempre voy a ser la chiquitita de la casa. Eso es lo bueno de tener un marido más grande.
Luisana: Y yo voy a tener 42… ¡No, mentira! Voy a tener 44. Ya empecé a sacarme años. [Se ríe.] Me imagino… ¡gorda! ¡Una gordita feliz! Yo no soy como las modelos, que tienen hijos y siempre quedan espléndidas. Pienso que después de ser mamá, estas caderas no van a volver más a su lugar.
Araceli: Yo espero haber evolucionado lo suficiente como para poder disfrutar de mi vejez y de mis nietos. Siempre soñé con dejar de lado tanta exposición para dedicarme a hacer otra cosa y vivir más tranquila. Mi sueño es ir a vivir a alguna playa de México. Trabajé toda mi vida y la verdad es que me gustaría parar.
–¿Están atentas al cuidado del cuerpo?
Araceli: No me obsesiono ni tampoco me preocupo, sólo me ocupo. Cuando veo que hay algo que no me gusta, hago dieta o voy al gimnasio. Creo que la alimentación es fundamental. En casa no comemos nada envasado, somos bastante naturistas. Ahora estamos armando una huerta orgánica.
Luisana: Yo como de todo, pero reconozco que tengo que cuidarme porque corro el riesgo de ponerme esponjosa. [Se ríe.]
–¿Cuánto les pesa la mirada del otro?
Natalia: Mi gran objetivo en todo lo que hago es que a la gente le guste. Con mi imagen es diferente porque lo que más me importa es sentirme cómoda conmigo misma. Hay chicas divinas con cuerpos esculturales pero tan inseguras que es imposible que el resto las vea bellas.
Luisana: A mí también me pesa, pero tampoco es que me vuelvo loca, ¿eh? Por ejemplo, antes de ir al supermercado, Mike se produce por si lo agarran los paparazzi. Yo voy en pijama y ojotas. Por eso, él siempre sale modelo total y yo como recién levantada de la cama.
–¿Cuál sienten que es el secreto de su éxito?
Natalia: No creo que haya un secreto. Pienso que soy una persona a la que le gusta mucho lo que hace y soy muy trabajadora. La conjunción del esfuerzo y la pasión con que uno hace su trabajo siempre te conduce al éxito. Aunque a veces parezca que no, en algún momento lo bueno llega.
Luisana: Mi familia es uno de los grandes pilares de mi éxito. Sin ellos, no hubiera llegado a ningún lugar. También soy una persona muy perseverante y puedo chocarme veintiocho veces con una misma pared hasta que la derribo o hasta que le encuentro la puerta.
Araceli: Como dice Natalia, creo que el disfrute es fundamental. Siempre hice cosas en las que me sintiera cómoda y respetada. También pienso que la gente no es tonta y se da cuenta de quién se maneja con la verdad y quién no.
–¿Qué idea tienen de la felicidad?
Araceli: No la tengo muy clara, creo que la felicidad son instantes, momentos…
Natalia: Estar en mi huerta, con las plantas, sembrando, cosechando… El contacto con la naturaleza me da gran felicidad.
Luisana: A mí nada me da más felicidad que levantarme todos los días sintiendo que puedo hacer algo nuevo o que tengo la posibilidad de modificar algo que no me gusta.
