Araceli González y Raúl Taibo. La comedia romántica Cuando Harry conoció a Sally, adaptación del recordado filme con Meg Ryan y Billy Cristal, es uno de los éxitos de la cartelera marplatense. Amor, infidelidad, estereotipos y sexo bajo la mirada de sus protagonistas.
Ella, sólo una vez, hace 17 años, hizo teatro en Mar del Plata. El lo había hecho por última vez hace exactamente 20. Ella es una de las mujeres más lindas de la Argentina. El viene de protagonizar uno de los éxitos del prime time televisivo de 2010, Malparida. Juntos, Araceli González (43) y Raúl Taibo (57) forman la pareja éxito de la cartelera de verano con Cuando Harry conoció a Sally, una de las comedias románticas más legendarias y recordadas de Hollywood.
“El amor, ese vínculo único que se da entre un hombre y una mujer, es y será siempre un tema universal que nos atraviesa a lo largo de la vida y nos marca”, dicen casi a dúo, tras bambalinas, en el Teatro Provincial, en la previa de la noche en la que la obra sorpresa de la temporada colgará por primera vez el cartel más deseado de actores y productores teatrales: “Localidades agotadas”.
Sentada en su camarín y antes de empezar a producirse para la función, casi como si fuera una cábala, Araceli pregunta a su asistente: “¿Cuánto hicimos? ¡¿500?! Uy, qué nervios hoy”, se dice a sí misma y luego retoma la conversación: “¿Me creés si te digo que todavía no tomo conciencia de que estoy casi dos horas en escena todas las noches? ¿Y si te digo que aún no lo puedo disfrutar porque sigo con el agujero en el estómago de los nervios? Pero esto, la gente, es lo que me da energía y coraje para salir todas las noches a escena”, comenta.
En el camarín de al lado, su co-equiper, Raúl Taibo (57), cuenta que a él, en esta obra, le ha sucedido lo contrario: “Este fue el primer estreno de mi vida en el que no sufrí nada. Estuve tan relajado que no lo podía creer. Lo que sí comparto con Ara es la felicidad de lo bien que nos está yendo”.
Fuera de la convocatoria que tienen ustedes dos, ¿cuál es la clave del éxito de esta historia? Araceli: Más allá de que Raúl acaba de hacer un éxito en televisión y de que la gente puede tenerme cariño, creo que el género atrapa por sí mismo. La comedia romántica bien hecha siempre funciona. No es, como mucha gente cree, algo de mujeres. Esta cosa de la falta de encuentro y de los miedos que todos tenemos cuando se trata del amor son universales. Raúl: Yo creo que es una comedia romántica inteligente y toca todos los temas que se ponen en juego en el vínculo entre un hombre y una mujer. Entonces, tanto hombres como mujeres se sienten identificados. La obra cuenta 12 años de relación entre Harry y Sally, en los que pasan por distintas etapas y se plantean diferentes cosas. Y a esto se suma que está muy bien escrita, entonces es realmente graciosa.
¿Pesa o ayuda el hecho de que sea un clásico del cine y que sus personajes estén eternizados en Meg Ryan y Billy Cristal? Araceli: No es fácil. Y, justamente para no condicionarnos, no vimos la película hasta el estreno. Yo me entregué al director y me olvidé de la película. No tengo eso en la cabeza. Además hay mucho público joven que no ha visto la película. Raúl: Yo tampoco volví a ver la película, pero siempre estoy pensando en cómo lo haría Billy Cristal (se ríe).
¿Ustedes son tan diferentes como Harry y Sally? Taibo: Te diría que bastante. Y eso enriquece la dinámica sobre el escenario y le puso chispa a los ensayos y a la composición de las escenas. Ella es como muy femenina… Es cáncer, y tiene esta cosa maravillosa de la madre de familia, que se ocupa del hogar, de los hijos, que cuida de su estabilidad y mantiene firme la estructura. Y yo soy el otro extremo: aprendí que no quiero nada que me ate, que prefiero la libertad y la aventura a las estructuras… En verdad, ya las usé y me di cuenta de que no las quiero, de que es mejor andar liviano y con poco equipaje por la vida. Araceli: Sí, somos diferentes en lo personal y creo que eso lo hace más divertido. Pero a la vez, tenemos una química excelente y eso lo hace muy placentero.
La película es de 1989, un momento en que la representación pública del orgasmo era un tema realmente tabú, ¿se acuerdan qué pensaron cuando la vieron? Araceli: Yo no me acuerdo bien del momento en el que la ví. Creo que fui al cine con amigas. Pero el orgasmo no me pareció algo zarpado, sino más bien gracioso. Claro que nunca, ni en la fantasía, me imaginé que algún día iba a hacerlo yo. Raúl: Yo tampoco recuerdo el día, pero tengo muy presente que me encantó. Es una de esas películas eternas, que siempre recordás y cada vez que la cruzás zappeando te quedás enganchado. Porque para nuestra generación, y para el género, fue como una pequeña revolución.
Araceli, ¿cómo preparaste la escena del orgasmo? ¿Raúl aportó consejos para que fuera más verosímil? Raúl: Yo no me metí. No tengo nada para decir. Es el orgasmo de Araceli. Araceli: ¿Sabés que fue lo último que preparamos y ensayamos? Por suerte, porque todo el mundo está esperando eso y yo necesitaba sacarle un poco de peso. Además, la obra dura 105 minutos intensísimos, así que hay muchas escenas más difíciles que ésa. Son 12 cambios de ropa y 12 estados de ánimo. El objetivo fue hacer algo gracioso y lo hizo mucho más fácil el hecho de que tiene una letra. El orgasmo tiene una letra y ¡la estudié! Tenía que ser gracioso, porque si te pasás es vulgar y si te quedás, es un desastre. No es una escena fácil. A mí ese orgasmo me hace transpirar.
La obra plantea muchos temas de debate: la amistad entre el hombre y la mujer, la atracción por el marido de una amiga, la búsqueda de un compañero… ¿con qué temas se identifican ustedes? Raúl: La amistad entre el hombre y la mujer es algo que siempre está en duda. ¿Puedo ser amigo de una mujer atractiva? ¿No es amistad si deseo tener sexo con ella? Esto es algo que siempre se está testeando en la vida y en cada vínculo entre un hombre y una mujer. Y creo que no tiene una respuesta definitiva. Araceli: Creo que todos estamos siempre buscando un compañero. A veces de manera consciente y otras no tanto, pero siempre estamos esperando que la vida nos sorprenda con el amor y nos dé la oportunidad de compartir el camino con alguien.
¿Vos también Raúl? No, yo al contrario. Yo me llevo muy bien conmigo, tanto que hace mucho tiempo que elijo estar solo. Esa fantasía de la estructura inculcada ya la viví, la recreé y la representé muchas veces, así que no me quedaron ganas de nada en ese sentido. De todas maneras, creo que esto de querer compartir la vida con alguien es natural. Andar en yunta me parece que es algo inherente al ser humano. Pero para mí no es ni siquiera un sueño. Yo hago lo que hago y vivo como vivo (N. de la R: desde 2001 vive solo en la montaña, primero en Mendoza y ahora en Córdoba). Y si me encuentro con alguien, bienvenido sea, pero no lo estoy buscando ni pretendiendo.
¿Y cómo te llevás con las mujeres histéricas y obsesivas como Sally? Raúl: No muy bien… Nada bien. Para la ficción son divertidas, pero en la vida las quiero lo más lejos posible. A mí me atraen las personas simples.
¿Y a vos Araceli? ¿Te atraen los mujeriegos como Harry? La verdad, no es algo que me plantee ahora. Quizá porque estoy en pareja y enamorada (N. de la R.: con el actor Fabián Mazzei)… De todas maneras, no me seducen para nada los mujeriegos. Porque yo soy muy frontal y me gusta construir relaciones desde la confianza. Es básico, porque cuando uno se enamora, se entrega y se queda sin red. Entonces necesita confiar y creer en el otro.
La obra plantea un debate también en torno a qué pesa en la mujer y en el hombre a la hora de elegir pareja. ¿Es el buen sexo como dice Harry o la seguridad y la estabilidad como prefiere Sally? Araceli: Creo que hoy eso ya no es tan así, porque las mujeres somos independientes y no buscamos un hombre que nos dé una posición social o una seguridad en ese sentido. Y además también nos importa el sexo. Raúl: Creo que la cosa se emparejó bastante en este tema. No sé si importa más o menos que antes, pero al menos está mucho más expuesto. Igual, yo creo que hombres y mujeres tienen deseos y expectativas diferentes al momento de formar una pareja y luego en ese ida y vuelta, entre lo que quiere uno y el otro, se construye el vínculo. Ellas quieren la cosa más estructurada y nosotros ¡luchamos por nuestra libertad! Hombres y mujeres somos dos naturalezas distintas buscando compatibilizar.
Textos PAULA BISTAGNINO. Fotos NOELIA FERNANDEZ (enviados especiales a Mar del Plata).
Parati, 21/01/11