Por equivocación nos traen tres cafés cortados. Como tienen leche y Araceli pidió café negro, Facundo se levanta y va a pedir que vuelvan a hacer dos. “¿Pero a vos tampoco te gusta con leche?”, le pregunto, y él, con los dos pocillos en la mano, y una mirada a lo Jeff Bridges joven replica, entre solícito, caballero y generoso: “Es que si ella lo quiere así, yo la acompaño”. El siempre parece el que no se equivoca, “el que hace todo bien”, como le diré un poco con malicia, sólo para ver cómo contesta. Ella, decidida, con personalidad intensa y tal como admitirá: “Muy obsesiva, quiero que todo esté perfecto. Cuando estallo, mi equipo ni se lo pregunta: llama a Fabián (Mazzei, su pareja) para que me llame y me calme. Y ahí empieza todo de nuevo”.
Ambos ya sienten que son Francesca y Robert, los apasionados amantes de Los puentes de Madison, obra teatral basada en el film, dirigida por el Indio Romero y con producción de Javier Faroni, que estrenará sold out el 13 de abril en la sala Picasso del Paseo La Plaza. Vienen ensayando desde el 1º de febrero, de “modo muy comprometido”, indagando en “el porqué de cada decisión” de sus personajes, esos que –interpretados en la pantalla grande por Meryl Streep y Clint Eastwood– viven una historia de amor prohibido que dura sólo cuatro días.
No es fácil: estuvieron todo un mes pasando letra sentados (por decisión del director), a veces Ara casi salió llorando, y el día que hacemos la entrevista pisan el escenario por primera vez. En esta charla, ya con los cafés correspondientes, un ida y vuelta con la pareja de actores que sorprendentemente (aunque Facundo es íntimo amigo de Fabián desde hace veinte años) trabajan juntos por primera vez y se animan a hablar sin casete: los rumores de peleas en los ensayos, el abismo del estreno después de tanto poner el cuerpo y esos amores ocultos que parecen de ficción.
DISCIPLINAR LO APRENDIDO. Dos actores famosos como ellos en las manos del Indio Romero (Casi normales, La celebración) puede sonar a experimento. Me viene a la mente cuando Lars von Trier disciplinó a Björk en Bailarina en la oscuridad y le hizo sentir que jamás iba a volver a actuar. El ego queda lejos, las pretensiones también, pero el aprendizaje “es tremendo”. “Empezamos con cuatro horas de ensayo y estuvimos un mes sin poder pararnos: pasábamos letra sentados. El director no nos deja dormir y ya nos hizo llorar dos veces, pero a partir de un trabajo tan profundo salen cosas muy interesantes”, cuenta Araceli, mamá de Flor Torrente y Toto Suar. “Investigamos qué hay por debajo de cada línea que dicen, qué le pasa exactamente en ese momento a ese personaje”, precisa Facu –papá de India, Yaco y Moro– y sigue: “Cuando lleguemos al escenario, vamos a conocer del todo ese universo”. Ella había visto la película muchas veces y él leyó el libro de Robert James Waller (fallecido el 10 de marzo), que se publicó en 1992, y ese año encabezó la lista de las novelas más vendidas del New York Times.
–¿Pesa encarnar personajes tan emblemáticos de la cultura pop?
Araceli: Yo hice dos obras teatrales basadas en películas, Closer y Cuando Harry conoció a Sally. Obvio que hay mucha expectativa y la gente tiende a comparar. Esta obra es como revivir toda una época... Te viene a la mente: “Abrí la puertaaaa”.
Facundo: Que un tipo recio como Clint Eastwood –el de los western– haya hecho semejante papel, es increíble. Además, ésta es la primera versión teatral, aunque me han soplado que en algún momento la hizo Alain Delon.
–¿Qué es lo que más recordás del film, Ara?
A: El, desolado, me mata... Eso fue lo más fuerte de la peli. Muchos hombres me han dicho que lloraron al verla. Creo que es imposible escaparle a eso.
–Esta es la primera vez que ustedes dos trabajan juntos.
F: Es insólito. Nunca nos habíamos cruzado, en todos estos años de profesión, ni para decirnos “buenos días”. Y es increíble la química que tenemos.
A: Además, entregarnos en un proyecto como éste, que tiene escenas tan fuertes.
F: ¡Eso! Si querés poesía, exige que la cuentes. No vamos a escaparles a esas escenas.
DE PELEAS, TABLAS Y SECRETOS. Se rumoreó que una vez Arana pegó un portazo en medio de un ensayo, luego de varias peleas con Araceli. “Se dijeron muchas cosas desde que empezamos con este proyecto”, adelanta él, mientras ella admite sus “tanadas”. Pero niegan los roces.
–¿Qué pasaba en los ensayos? ¿Fueron difíciles?
A: La verdad, era parte de conocernos, y para nosotros también fue una sorpresa. No entendemos eso que se filtró.
F: No abandoné ningún ensayo, para nada. También me llamó la atención que dijeran que se postergó el estreno, cuando nosotros no habíamos dado fecha. El mayor lujo para mí es saber que mi compañera no duerme y que pasa letra hasta en la ducha.
–¿Cuál es tu mayor obsesión?
A: Yo me aíslo, y eso a él le genera enojo. Porque estoy viendo qué dice mi personaje, cómo habla... En mi casa hablo sola todo el día. En un momento hasta pensé en abandonar todo esto. No sabía si tenía ganas de estar encerrada doce horas adentro de un estudio. Ya estoy grande. Voy a cumplir cincuenta años y tengo más respuestas sobre más cosas. Cuando me ofrecieron este proyecto fue como un despertar.
EL PELIGRO DE AMAR. “No juzgo el amor prohibido de Francesca. Me pasa que ella tiene una angustia continua. Y así estoy yo, todo el día con ganas de llorar. Además, las mujeres de mi familia siempre fueron muy fuertes”, reflexiona la actriz.
–¿Cuál de todas ellas guardará el secreto de un amor así, no?
A: Sí. ¡Cuántas mujeres guardarán estas historias!
A mi abuela yo nunca la vi llorar, pero seguro que le pasaba lo mismo que a Francesca.
F: Yo creo que eso es lo maravilloso de esta historia, que ocurrió y seguirá ocurriendo, y nadie se refiere a este amor como un engaño. Ellos se separan sabiendo que nunca más van a vivir una historia así.
–¿Y a ustedes no les pasó nunca algo similar?
F: Son cosas de las que no se habla, pero pasan mucho.
A: Sí, cuando conocí a Fabi: Dios me lo ponía todo el tiempo en el camino. Pero no lo dejé... Lo podría haber hecho, por miedo. Yo venía de una relación muy fuerte, y cuando te encontrás con una persona y te van pasando otras cosas, tenés miedo de apostar y empezar de nuevo.
–¿Cuáles eran tus miedos?
A: Tenés que explicar todo de cero, hoja en blanco: “Lo pasé para el culo durante treinta años”. Pero así como existe ese momento entre Robert y Francesca, a mí me pasó, y ahí me aflojé y me entregué. Todo era un garrón. Fabián nunca se olvida de que al poco tiempo de estar juntos me preguntó “¿me querés?”, y yo le respondí –y esto lo voy a declarar–: “No sé”. Y, la verdad, mi amor por él fue creciendo, y hoy me lo sacás y me muero, literalmente. Yo no quería ilusionar a nadie, porque soy un poco pirucha, pero él me enseñó a amarlo. El amor no es el flechazo.
–No siempre estamos dentro de una película.
A: Bueno, Fabi es el protagonista de todas las películas. Yo veo Avatar, es él, veo La la land, es mi Ryan Gosling. Siempre le digo que es el que se atrevió y se la jugó por mí. Había que poner huevos, eh, porque a mí no se me acercaba nadie. Mi teléfono estaba muerto, te juro. Ojo, que el comienzo de la historia de Facu con su mujer (María Susini) también es cinematográfico.
F: Es que nunca han hecho una película tan buena como mi propia historia.
Por Karina Noriega. Fotos: Chris Beliera.