Descubrió su vocación en una clase de expresión corporal. Tenía 20 años y estudiaba educación física en la ciudad de Mendoza. Y de repente, mientras preparaba una escena de diez minutos junto a un amigo para los primeros parciales de la carrera, se encontró llorando sin parar. “Me cargaba de tanta adrenalina y pasión al actuar que se me caían las lagrimas”, recuerda Marco Antonio Caponi (27). “Desde ese momento cada vez que actuaba no podía evitar ponerme a llorar. Entonces me di cuenta de que tenía que cambiar mi profesión”, asegura.

A partir de esa primera revelación, Caponi empezó un largo camino que lo llevó a transformarse hoy en el enamorado de Marcela Kloosterboer en Herederos de una venganza, la nueva tira de Pol-ka para el prime time de Canal 13. Marco dio el primer paso en el camino de la actuación cuando participó en un casting que organizó el maestro de teatro Esteban Mellino en la ciudad de Mendoza. “Todos subían al escenario sin problema y yo no me animaba. Fui uno de los últimos en pasar”, recuerda. Mellino quedó impresionado por la performance de Marco y cuando terminó el casting le ofreció una beca para estudiar en su escuela. “Cuando recibí la beca, lo llamé a mi hermano para contarle y me emocioné como si me hubiera consagrado. En ese momento sentí que había conseguido el éxito de mi vida, y en realidad era sólo un momento”, dice.

A los quince días de aquel primer casting, el actor dejó la vida de pueblo que llevaba en Maipú y viajó a Buenos Aires. “Tenía la convicción absoluta de que si hacía las cosas con mucha disciplina iba a triunfar”, asegura. Marco empezó haciendo publicidades hasta que tuvo su primera oportunidad de participar en algunas escenas de Valientes en 2009. El año pasado formó parte del elenco de Alguien que me quiera y cuando la novela estaba terminando le ofrecieron ser parte de Herederos…

–¿Tus padres te apoyaron cuando decidiste dedicarte a la actuación?

–No, les costo mucho entender el cambio. Yo era una persona muy cambiante y nadie confiaba en que podía sostener algo durante un tiempo prolongado. Mi hermano fue el único que me apoyó desde el primer día. Para mis padres fue más difícil, mi mamá es ama de casa y mi papá es representante de varias marcas de ropa de Buenos Aires en Mendoza. Además cuando él era joven también se fue de Mendoza para dedicarse a la actuación y no pudo lograrlo. Entonces él estaba con mucho miedo. Pero yo le dije que iba a hacerlo por él y por mí. Hoy se emocionan mucho cuando me ven en televisión.

–¿Cómo fue el arribo desde Mendoza a Buenos Aires?

–Me bajé en la terminal de colectivos y el corazón me latía a mil. La ciudad era como una jungla de gente y me generaba mucho pavor. Encima me vine casi sin plata, me fui a vivir a una pensión en el barrio de Once, comía una vez por día y no sabía cómo iba a hacer para trabajar. Pero le puse el pecho a todas las situaciones y mi fuerte objetivo de vivir de la actuación me salvó.

–¿Sentís que ya tenés un lugar como actor?

–No, por suerte no. Si yo sintiera que ya me consagré, no entendería nada de la vida. Espero tener 80 años y seguir aprendiendo cosas de mi profesión. Quiero seguir estudiando porque con cada profesor descubro un montón de cosas. Cosas que ni siquiera yo me hubiera imaginado.

–¿Cómo te llevás con la fama?

–No siento que sea famoso, recién el año pasado me di cuenta de la popularidad que te puede dar la televisión cuando me empezaron a reconocer los taxistas y la gente se daba vuelta en el cine para mirarme. Fue un cambio muy abrupto y tengo la sensación de no entender la magnitud de esa popularidad. Todavía me da mucha vergüenza.

–¿Cómo te reciben cuando volvés a Mendoza?

–Me matan a preguntas y todo el mundo quiere verme. En Maipú me nombraron ciudadano ilustre y ya no puedo ir a la plaza como antes porque todos se me acercan para sacarse fotos. [Se ríe.]

–¿Tu personaje de galán tierno en Herederos… cambió tu relación con las mujeres?

–No, estoy en pareja hace tres años con Carolina (Barbosa) y tengo muy en claro que lo que se ve en la pantalla es una cosa, pero que eso no es la realidad de mi vida. Obviamente si una mujer me dice un piropo, se lo agradezco.

–¿Te preocupa que te encasillen en el rol de galán?

–No, para nada. Puedo estar en ese rol como en cualquier otro. No reniego de la figura de galán. Es un rol que por suerte puedo hacer y estoy agradecido de poder cumplir con los requisitos para estar dentro de los cánones de un galán.

–¿A dónde te gustaría llegar con la actuación?

–Me encantaría poder trabajar toda mi vida como actor, tener mi familia y darles a mis hijos la posibilidad de estudiar y llevar una buena vida.

–¿Qué cosas te llenan de felicidad?

–Levantarme todos los días a las seis y media de la mañana para ir a grabar y hacer lo que me apasiona. Me da orgullo haber descubierto qué era lo que quería hacer en la vida: venirme a Buenos Aires con una ilusión y darme cuenta de que se está materializando me da mucha felicidad.

En el capítulo de este martes, los secretos de Regina (Leonor Benedetto) son una barrera que la separa, cada día un poco más, de su hija Emilia (Marcela Kloosterboer). Por esa razón, la joven le exige a su madre que le diga la verdad acerca de la identidad de su hermano, aquel bebé que nació luego del apasionado y fugaz romance de Regina y Octavio (Rodoldo Ranni).

Regina se encuentra entre la espada y la pared: debe elegir entre revelar uno de sus más grandes secretos o distanciarse para siempre de su hija. Finalmente, en un arrebato, le confiesa a Emilia que Antonio (Luciano Castro) es su hermano.

Los actores Miguel Habud y Benjamín Amadeo grabaron participaciones especiales en “Herederos de una Venganza”, la ficción producida por Pol-ka para El Trece. Las escenas, correspondientes a cada uno de los personajes, se llevaron a cabo en los estudios Baires ubicados en la localidad de Don Torcuato.

Habud interpreta al fantasma de Mauricio, el difunto marido de Regina (Leonor Benedetto) quien fuera su gran amor y el padre de su hija Emilia. Ahora, se le aparecerá a Regina para pedirle que sea la encargada de hacer desaparecer a La Logia y, con el correr de los días, le indicará como hacerlo.

Por su parte, Amadeo se pondrá en la piel de Andrés, un primo de Mercedes (Romina Gaetani) y Lucas (Marco Antonio Caponi). En el pasado, el trío fue inseparable pero luego la vida los separó. Andrés regresa a Vidisterra para trabajar en la bodega de Regina, pero el destino le tiene preparada una jugada macabra.