Parece que fue ayer. El Gabriel Corrado que asomaba desde la pantalla del televisor con sus ojos azules, su voz viril y esa versatilidad para decirles a distintas chicas que las amaba como nunca antes para después besarlas, está por cumplir 50 años. Y no sólo reparte promesas de amor eterno. Ahora la vida lo enfrenta a dos desafíos: por un lado, está en elenco de Malparida (El Trece, a las 21.30) como el malísimo “Almirante”; por otro, prepara su debut como conductor en la televisión argentina al frente de El referí del matrimonio , un “reality terapéutico” que, desde el lunes 13, buscará destrabar conflictos domésticos en las tardes de Telefe (Ver Psicólogos e invitados famosos ).

Comprometido con esa cualidad de ciertos artistas de reinventarse a sí mismos y seguir cautivando a la platea, Corrado llega a la cita con la agenda ajustada y varios kilos menos, producto de las agotadoras jornadas, entre las grabaciones de la tira que se extenderán hasta pasado el 2010, y las del nuevo ciclo, que lo mostrará en un rol inédito en la televisión local. Un rol por el que parece haber hecho méritos. La productora Endemol barajó entre los candidatos para conducir este programa a Ronnie Arias, a Roberto Pettinato y, en una instancia anterior, a Beto Casella: todos experimentados conductores sobre los que el mismísimo Jerry Seinfeld –el creador del formato en los Estados Unidos– tuvo una última palabra.

“Presentador”, como le gusta definirse, ya había sido en España. El éxito de sus personajes en telenovelas famosas como Amándote (1988), La extraña dama (1989) y Manuela (1991) le allanó el camino en Europa, donde se radicó por una temporada y tuvo la oportunidad de probarse el traje de anfitrión de varios programas en la cadena Telecinco, uno de los principales canales privados, propiedad de Silvio Berlusconi.

¿Qué tipo de programas conducías? Presenté Gran Fiesta en el ‘93, un mega show que iba todos los fines de semana, con cantantes, comediantes y fragmentos de comedias musicales. El otro se llamaba Vivan los novios , un formato norteamericano adaptado para España; después conduje dos Galas de la Hispanidad, en 1999 y 2001... Ah, también una Gala de Noche Vieja con Claudia Schiffer, para Año Nuevo del ‘93, que fue el sueño del pibe y muy bueno para mi carrera: después salió Perla negra , junto a Andrea del Boca.

En paralelo, su faceta de galán de telenovelas creció abismalmente, a ambos lados del Atlántico. A Perla negra (1994) le siguió Zíngara (1996) –también con Del Boca–, después llegaron Hombre de mar (1997, íntegramente grabada en Mar del Plata), Mediterráneo (1998), Luna salvaje (2000, junto a Carina Zampini) y Máximo corazón (2002), que realizó con su propia productora CTV Contenidos, al igual que Juanita, la soltera , hace ya cuatro años, su última aparición en televisión.

¿Y ayuda toda la experiencia ante la ansiedad del debut? Es un rol que nunca había ejercido en la Argentina y acá estoy: con los miedos lógicos de enfrentarme a mi público... porque en tu país es distinto.

Saco impecable, camisa a rayas, gemelos de amatista. Le gusta tanto, que se vuelve a probar el traje del Almirante, el hermano/enemigo de Raúl Taibo en la telenovela que produce Pol-ka. “Este personaje generó mucha expectativa previa a mi entrada, y es la primera vez que en una telenovela hago un villano”, confirma. “Este tipo tiene mucha personalidad, barre con todo y no mide las consecuencias; es poderoso, seductor, maquiavélico”, detalla.

¿De dónde tomaste elementos para componerlo? Primero, está muy bien escrito el guión. A eso se le suma que Adrián (Suar, el titular de Pol-ka) me dio luz verde para llevarme puesto lo que sea, sin pedir permiso. Pero quizás, si me preguntás, este personaje tenga algo del Tom Cruise de Collateral , un tipo jodido que en algún punto es atractivo; o Hannibal Lecter, de Anthony Hopkins, un asesino caníbal pero seductor.

¿Y cambió en algo tu relación con el público? La verdad, nunca recibí tan buena onda de la gente. Este personaje es tridimensional, se sale de pantalla y la verdad es que me gratifica mucho. Cayó bien, a pesar de ser jodido.

¿Estás conforme con el desenlace de la historia? Mucho, pero vienen momentos cada vez más complejos, y más interesantes.

De regreso al “presentador”, Corrado se acerca al tano abnegado y defensor de la familia –está casado hace 21 años con Constanza, y tiene tres hijos: Lucía, de 9 años; Clara, de 17, y Lucas, de 20– que muestra cuando no tiene libreto; y se toma alguna que otra licencia coloquial. “Hubo un casting, yo hice lo mío y Jerry Seinfeld dio la bendición”, reconoce Corrado, sobre el origen del proyecto. En los Estados Unidos, The Marriage Ref nació de una discusión de pareja que el famoso comediante (el humorista que creó “la serie sobre la nada”, éxito de los ‘90: Seinfeld ) resolvió mediante la intervención de un amigo, llegó a la grilla de la cadena NBC para cubrir el espacio vacante cuando Jay Leno volvió al Tonight Show . “Todo esto no quiere decir que el domingo lo llame y le diga ‘Jerry, venite a comer un asado a casa’ , tampoco me quiero hacer el importante. Estoy feliz que me hayan elegido Telefe y la productora Endemol, y lo de Jerry es la frutilla de la torta”.

¿Qué tipo de presentador sos? Escucho las directivas, y después trato de ser lo más auténtico posible. En una ficción estás detrás de un personaje, de alguna manera con un disfraz. En este caso, te ponés la ropa del presentador, pero seguís siendo vos.

¿Creés que tu vida de hombre casado desde hace tantos años colaboró para que seas el elegido? No lo sé, no me lo dijeron. En uno de los ensayos que hicimos, conté espontáneamente algo que me había pasado a mí. Cuando uno de las participantes dijo que le gustaba la lencería de encaje, me acordé de una vez que, estando en Madrid, le fui a pedir a la vendedora de un local que me ayudara a elegir un conjunto para mi mujer. Fue una nota de color divertida. Mis 20 años de casado -como los de cualquierapueden aportar miles de anécdotas.

¿Qué conflictos podrías llevar al programa? El mío es un matrimonio común y corriente. Ahora, eso sí, cualquier punta de ovillo puede transformarse en un tsunami, como por ejemplo, que a mi mujer le moleste que yo sea un poco desordenado con la ropa. Pequeñas cosas que si uno las va acumulando, un día explotan como un volcán.

¿Cómo resolvieron esas disputas? Hemos hecho terapia de pareja y nos ha servido, porque se empieza a vislumbrar que por ahí era una boludez por lo que discutíamos. A la distancia las cosas se minimizan. El sentido del humor ha salvado mi matrimonio, nos ha salvado. Pero no todo se resuelve con humor: a los problemas hay que enfrentarlos, con discusiones, que no son malas, pero siempre con respeto, para no irse a una cosa cavernícola, tanto machista como feminista. La pareja tiene que ser 50 y 50.

¿Creés en el amor para toda la vida? Por supuesto, pero con esfuerzo. Lo digo con toda humildad, no soy un especialista en matrimonios.

Pero no cualquiera supera los 20 años, ¿cuál es el secreto? Hay que ser lo más honesto posible. Nadie se puede hacer el santo, pero la libertad es positiva, y tiene que ver con la confianza que uno le tenga a su pareja, con un crecimiento. “El secreto”, si existe, está en encontrar un equilibrio, pero es tan difícil, todo esto es tan difícil: no hay una fórmula. Si fuera fácil, no habría tantos quilombos de pareja, pero me parece muy valiente no arrugar ante el primero. Obviamente, habrá casos en los que no se puede encontrar solución, porque no existe solución, pero hay que salir a defender el amor que un día comenzó.