Estoy viviendo un presente muy especial´
Fabian Mazzei y Araceli Gonzalez: el inicio de una historia de amor
Fue un cumpleaños especial, en el que más que nunca extrañó estar lejos de casa. Pero no lamentó trabajar sobre la montaña, con jornadas de 14 horas, haciendo frente al viento, extremas temperaturas y el agobiante sol. Aquel viernes 18 de enero, Fabián Mazzei (39) lamentó que sus afectos no pudieran saludarlo a través del celular, por la inoportuna escasez de señal sobre aquella montaña de Esquel, donde hoy el actor asume el desafío de conducir un programa de televisión. Pero lo que más entristeció a Fabián es que debió esperar todas esas horas para recibir el llamado más anhelado: el de la mujer que le ha robado el corazón y hoy le quita el sueño. La misma que lo hizo dejar de definirse como un hombre solitario. Aquella que genera su lado más protector, la inspiradora de promesas de amor eterno. Aquel día, Fabián deseó más que nunca estar en Buenos Aires, la ciudad a la que volvió después de dos años y medio de buena suerte en el exterior, y donde su camino se cruzó con Araceli González, que hoy genera esa sonrisa cómplice, esos momentos de misteriosa contemplación, la que se cuida de nombrar y elige proteger, pero también la misma que el actor jamás negará durante el reportaje que CARAS le realizó en Esquel. Allí, Fabián se encuentra grabando desde el 4 de enero los capítulos de “El conquistador del fin del mundo”, el nuevo y ambicioso reality de supervivencia que, a partir del viernes 25 de enero, a las 22:30, llegará a Canal 13, producido por Promofilm, y es una combinación de aventura, entretenimiento, reality y registro documental.
—¿Es la primera vez que juega el papel de conductor?
—Antes que nada soy actor. La gente de Promofilm me convenció, y sé cómo trabajan ellos. Se trata de un programa para Canal 13, en horario central. Transcurrieron siete años desde que se emitió con éxito “Expedición Robinson”. Y como conocí a Julián (Weich, su conductor), había una motivación extra. Además, estaba el hecho que yo no quería seguir yendo a México, tampoco viajar a España.
—Fue una manera de volver a la Argentina y terminar el exilio.
—Claro y, además, es un ciclo con proyección en España, país donde trabajé y me fue muy bien. Siempre trato de hacer las cosas con miras al exterior, y el tema de la conducción fue un desafío nuevo que quise encarar. Pero también es una posibilidad de dejar fluir la actuación, porque más allá de todo trato de mostrar un conductor que me imagino para un programa de este tipo.
— ¿Es verdad que la primera vez que actuó fue en una obra escolar, en el papel de Manuel Belgrano?
—Sí (risas). Estaba en cuarto grado y me asignaron el papel de Belgrano, y recuerdo que tuve que hacer jurar la bandera a todo el colegio. Ese día tuve fiebre, y le dije a mi mamá que no podía faltar. Entonces fui, subí al escenario, los chicos terminaron de jurar y me desmayé ahí no más. Tuvieron que llevarme a casa, pero cumplí.
—También fue chofer de taxi, vendedor.
—Sí, y también vendía sopas, hacía promociones en supermercados, vendía bolsas de harina. Siempre fui un busca, porque necesitaba un trabajo independiente que me dejara un tiempo libre para pelar la profesión.
— ¿Le costó llegar?
—Muchísimo. La verdad es que nunca me regalaron nada. El hecho de irme del país, viajar y alejarse, no fue fácil. Gracias a Dios, creo que más allá de la capacidad de cada uno, es necesaria una cuota de suerte. Creo que la tuve, pero aun así me costó mucho y sigue costando, porque esta carrera es larga. Podés tener tus momentos de gloria, pero también se trata de mantenerse.
— ¿Qué rasgos de su personalidad cree que lo ayudaron para lograr sus fines?
— Soy un tipo perseverante, como todo capricorniano. Desde el primer día que mis viejos me dijeron que debía estudiar una carrera, pues veían esto como un hobby, me enfoqué en llegar a ser actor. Y no se trata de haber salido de un casting, estudié con Agustín Alezzo, en el Teatro San Martín, porque creo en la formación. Y me jugué por eso, me pagué los estudios, siempre fui un laburante. Busqué hacer lo que me gustaba y aquello que me diera satisfacción. Me he equivocado pocas veces, pero también he aprendido de los errores, y me parece que la vida pasa por eso.
—Una vez que llegó, ¿qué significado cobró la palabra éxito para usted?
—Quizá para muchos signifique ser famoso, salir en las revistas, pero para mí significa muchas cosas más. Se puede tener éxito y ser tapa de revista por la suerte de un programa, pero ese éxito también resulta efímero. El éxito es en la vida, y la vida es larga y va mucho más allá de seis meses. Prefiero mantenerme. Y sé que por momentos me fue muy bien, como en España (donde triunfó en la ficción “Un paso adelante” de Antena 3), donde lo disfruté. Pero lo cierto es que no me pude bancar estar lejos y tomé la decisión de volver. Lo importante para mí era regresar a la Argentina.
—Usted habla de perseverancia como uno de sus fuertes, pero ¿cuáles serían sus flaquezas?
—Mi papá falleció cuando tenía 23 años y yo, único hijo, tuve que salir a trabajar para ayudar a mamá. Se me vino el mundo encima, pero salí adelante. Sin embargo, mientras me abría camino, también sufrí muchos engaños, desavenencias, y eso hizo de mí una persona muy desconfiada. Esa es mi parte más débil. No soy un hombre que soporta la traición. Creo que es lo peor. Mi fortaleza está en el hecho de que cuando tengo algo en la cabeza, no paro hasta conseguirlo. Me puede llevar años, pero no me detengo. Y los resultados han sido buenos. Gracias a la vida, hoy no tengo ninguna queja de nada. Hago lo que me gusta, hice lo que quise. Y como no tuve hijos, eso también te da otra libertad. Viajo, recorro el mundo, me gusta muchísimo conocer gente, algo que te abre la mente y te permite salir un poco de la mediocridad. Pero, bueno, ya crecí, y basta de viajes.
— Conduce un programa donde se busca al conquistador del fin del mundo. ¿Cuál ha sido la gran conquista de Fabián Mazzei?
—Todos lo logros que obtuve en esta vida. El poder trabajar, ayudar a la gente que yo quise en cada oportunidad, esa es la conquista. Hay cosas que aún me faltan conquistar que son importantes. Pero ya decir que puedo seguir en esta profesión, es una gran conquista. Viajar a España por dos meses y quedarme dos años y medio. La vida que logré vivir es mi gran triunfo. Siempre uno va conquistando, porque busco salir de la mediocridad y seguir creciendo. No puedo quedarme sólo con lo que he logrado. Me gusta arriesgar y poner lo que hay que poner. Trato de ser perfeccionista, sin llegar a ser un obsesivo, porque tengo una parte adulta y también mi parte infantil, que no pienso dejar.
— ¿Y cómo es esa costado de niño?
—(Risas). Me gusta estar con mis amigos, ver una película de Disney, y jugar a la playstation con mi sobrino como un nene más. A veces nos quedamos jugando horas, porque la pasamos bien. O hacer chistes con mis amigos, al punto que me dicen: “Bueno, pará un poco, dejate de hinchar, no tenés 20 años”. Bueno, el Día de los Inocente recibí vrintiocho mil insultos por las bromas que les hice a mis conocidos, tengo esas cosas..
— ¿Cuáles son sus armas de seducción?
—Es raro, porque soy un tipo tímido. Y si me gusta mucho una chica estoy al horno, porque tengo esa timidez extrema. Por ahí si no me gusta tanto, me relajo y voy para adelante, pero cuando alguien me gusta realmente mucho, me pasa lo contrario. Hay cosas que me cuesta sacar. Puedo mostrarme como que no me interesa, incluso hacerme el indiferente. No es una manera de seducir, sino que tratás de no hacer el papel de pelotudo. Y muchas veces, el tren pasa de largo. Y quizá la que más me importa se terminó yendo. Se trata de miedo y timidez. Cuando alguien realmente me interesa, estoy perdido. La mayoría de las veces me pasa eso. Bueno, fui superándolo. Soy un chico del barrio de Caseros, me crié en la calle, y tener barrio siempre ayuda. Soy un atorrante que en todo caso se pulió. La primera vez que leí a Stanilavsky no entendía nada. Agustín Alezzo fue mi gran maestro y el que me pulió, me hizo leer a Shakespeare, a Lorca, fue un maestro de la vida.
— ¿Y a usted qué lo conquista de una mujer?
—Lo que me atrapa es la persona, su esencia humana. Me pasó en los últimos años de salir con personas muy conocidas, pero fue algo muy variable y no tuvo que ver con un determinado rasgo de personalidad. No se trata de si es parecida a mí, más o menos tímida. Muchas veces te llevás unos chascos terribles, otras veces te prometen el oro y el moro, pero no termino de engancharme. Primero me preocupo en conocer a la otra persona, no me va la gente con careta. Y sé cómo conocer realmente a alguien. Cuando conocés a alguien y te moviliza, la cabeza estalla. Me he adaptado a otras personas, pero lo que quiero y busco es alguien parecido a mí, no igual. Me gusta la mujer con personalidad y aquella que no es sumisa. No de armas tomar, porque la verdad, las he conocido y se quedaron en Chile.
—Hablamos de María Eugenia Kenita Larraín, la modelo y conductora. Pero también ha tenido otros noviazgos con mujeres bellísimas como en España Mónica Cruz, la hermana de Penélope Cruz. Cualquier hombre lo envidiaría por sus conquistas amorosas.
—Sí, no me puedo quejar. Son historias que se dieron, pero tampoco me gusta meterme con cualquiera, no tengo un perfil alto en ese sentido. Cuando volví a la Argentina me querían hacer veinticinco notas sobre el tema, en España me pagaban fortunas para hablar, pero nunca quise vender esas historias, porque eso nunca me interesó. No lo hice en México, ni en España, ni en Chile. Hoy busco una mujer femenina, que tenga carácter, como yo.
—Sin embargo, se intuye que ese carácter bravo que usted describe, sirve como coraza de un hombre sumamente tierno.
—Ah no, a mí si me conquistás me sacás lo que quieras. El día que definitivamente me cautiven, sé que me voy a entregar por completo, cosa que, creo, hasta ahora no ha pasado.
—Alguna vez se definió como un hombre solitario, sin vistas a cambiar. ¿Hoy sigue pensando lo mismo?
—Solitario porque aún no había encontrado a la persona que..
Fabián sonríe, se detiene a pensar bien la respuesta, de pronto se siente intimidado por el silencio de la montaña, algo lo llama a silencio, hace una pausa, reflexiona y entonces continúa.
—Es muy difícil consolidar una relación en este medio o con alguien que no pertenezca al medio, pero que también tenga que soportarlo. Entonces uno se acostumbra a ser solitario. Ya llevo dos años sin pareja estable.
—Habla de la soledad no como una elección sino como una consecuencia de la profesión. Y se adivina un deseo por dejar de ser solitario. ¿En este cambio tiene que ver una mujer en especial? ¿Es verdad que mantiene un romance con Araceli González?
—A ver dejáme pensar…
El silencio vuelve apoderarse de Fabián, ya en una pausa mucho más introspectiva. Entonces allí, sobre la montaña, sonríe con la vista hacia el horizonte. La reflexión lo llevará a medir sus palabras y volver a ser, como le gusta definirse, fiel a sí mismo. La respuesta sobreviene a la pausa, pero jamás incluirá una negación del rumor que lo vincula afectivamente a Araceli, que hoy lo tiene cautivado y comprometido.
—¿Usted y Araceli están conociéndose?
—Del pasado, puedo hablar. Pero sí, este presente y futuro que estoy viviendo, quiero guardármelo, porque es muy especial para mí.
—Araceli González dejó entrever en su reciente reportaje con CARAS, el hecho de vivir un momento de idilio, en el que confirmar un nuevo romance sólo es cuestión de tiempo. Y como usted, habla de proteger una intimidad. ¿No desea gritar a los cuatro vientos que está junto a ella?
—Elijo proteger este presente, porque como he dicho, es muy especial.